La fuerza de voluntad, el sacrificio personal, el juego
limpio y la sana competitividad, forman parte inseparable de la trayectoria de
un deportista. El baloncesto es un deporte de equipo en el que la convivencia
es fundamental. La buena química entre los integrantes del equipo te da ese
salto de calidad que les falta a algunos grupos. Pero además el baloncesto
tiene que tener otras características, indispensables para que sea un juego de
equipo de verdad:
El baloncesto es
COMPROMISO. Si te comprometes a algo, tienes que cumplirlo: Trabajo y esfuerzo
están íntimamente relacionados con este valor que adquirimos casi a diario en diferentes
actividades de nuestra vida.
El baloncesto es
GENEROSIDAD. Con tu trabajo puedes hacer felices a los demás. Es el trabajo
en equipo, generoso y carente de egoísmo el que nos acerca a los objetivos.
El baloncesto es
SENCILLEZ. Hay que buscar siempre la solución más sencilla, porque seguro que
es la mejor.
El baloncesto es
AMISTAD. : La victoria se construye dentro y fuera de la cancha, con una
mezcla de amistad y esfuerzo.
El baloncesto es
ESFUERZO. La valentía en la cancha es disfrutar, no tener presión ante las situaciones
que se presentan y darlo todo en la pista, tanto en los entrenamientos como en
los partidos.
El baloncesto es afán
de SUPERACIÓN. El esfuerzo debe ir dirigido a mejorar cada día tanto como
persona como jugador, siempre respetando las normas establecidas.
El baloncesto es
VOLUNTAD. Es ese empujón que todos necesitamos por la mañana para iniciar
nuestra vida cotidiana. Es la voluntad el estímulo que nos ayuda a seguir
adelante, dar pasos en la vida y conseguir metas importantes.
El baloncesto es
RESPETO. Únicamente actuando con total y absoluto respeto a todos los demás
puedes conseguir éxitos y triunfos.
El
baloncesto es CONSTANCIA, SACRIFICIO Y SUPERACIÓN PERSONAL. Todo en la vida implica esfuerzo y constancia. Sin
trabajo no hay recompensa.
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