Ayer, sin ir más lejos, ni tener que rebuscar en memorias pasadas, surgió una pequeña discusión en el velero con el que participo en la tan prestigiosa regata "Carabela de Plata".
El tema a tratar tiene su origen en las voces que de proa a popa se suelen dar en un velero, para que el patrón actúe en consecuencia y según su "savoir fair". La voz en cuestión fue: "ARRIBA".
Dicho y hecho, creose la más grande confusión: Que si arriba, de arriba y abajo, tal y como si de barrio Sésamo se tratara. O arriba de arribar, cuyo significado nada tiene que ver con la acepción antes citada.
Con el único interés de poner un poco de claridad en tan grave asunto me voy a limitar a dar la definición que por arribar, entendiéndose como vocablo que se refiere a las cosas del mar, nos da el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Pues ahí va: “Girar abriendo el ángulo que forma la dirección de la quilla con el viento. Añade, dejarse ir con el viento”.
Además tomo también la referencia de una Enciclopedia del Mar que hay por casa, nos define el término en cuestión como: “Cambio de rumbo que abre al buque de la dirección del viento. Su opuesto es orzar. Por extensión, maniobra voluntaria para abrir el buque del viento.”
En fin, os podéis imaginar la cola que trajo el temita, incluso horas después del sucedido, daba que hablar y a mí ahora escribir.
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